Además de los miedos que genera tener un cáncer de próstata, su extirpación, hasta hace unos años era una tarea bastante compleja. Algunas de las secuelas derivadas de estas intervenciones quirúrgicas eran la disfunción eréctil o la incontinencia urinaria. Precisamente es aquí donde, como os venimos contando en el blog de la Unidad de Cirugía Robótica San Rafael, el robot da Vinci es capaz de reducir esos riegos gracias a su tecnología, precisión, y sobre todo, a un buen urólogo capaz de manejarlo.

Esta técnica robótica llegó a España hace ya una década y se ha consolidado como uno de los mejores sistemas tecnológicos en el campo de la urología. Desde entonces el robot da Vinci ha supuesto una revolución en el campo de la urología porque, como hemos informado en anteriores entradas, además de operaciones de próstata, también se emplea en otras patologías urológicas como:

  • Estenosis pieloureteral (cuando el riñón está obstruido).
  • Cistoprostectomía radical (cuando se quita vejiga y próstata por tumor de vejiga).
  • Linfadenectomías (eliminación de ganglios por diferentes tumores).
  • Cistectomía radical (extirpación total de la vejiga)
  • Pieloplastia (corrección de la dilatación de la   pelvis renal)

Además, las intervenciones mediante esta técnica de cirugía robótica mínimamente invasiva se han ido extendiendo tanto en número de hospitales por todo el mundo como en especialidades clínicas para operaciones ginecológicas, vasculares y cardíacas.

Por otra parte, volviendo a la urología y al tema central de la entrada de esta semana, nos gustaría profundizar un poco más y ofreceros más información acerca de la intervención de la que hemos comenzado hablando, la prostatectomía radical.

La prostatectomía radical es una de las intervenciones más frecuentes de las realizadas por el robot da Vinci. Es una cirugía en la que se extirpa toda la glándula prostática y algunos tejidos de alrededor de ésta con el fin de tratar un cáncer de próstata. Esta operación suele practicarse cuando el tumor se ha propagado más allá de la próstata.

En algunas ocasiones el paciente tiene que recibir un tratamiento acorde con su tipo de cáncer y los factores de riesgo pero a veces es necesaria la intervención quirúrgica.

En este último campo es en el que la robótica ha aportado grandes ventajas:

  • Reduce el sangrado.
  • Cuando se elimina la próstata se corta a ras de la zona del esfínter, (el grifo encargado de aguantar la orina) y si se corta unos milímetros de más se puede llegar a afectar el tejido y el paciente puede llegar a tener un cierto grado de incontinencia urinaria.
  • Los nervios que dan lugar a la erección discurren por unas estructuras, las bandeletas neurovasculares. Si al quitar la próstata se lesionan o se cortan pueden dar lugar a la impotencia sexual.

En las disecciones hay que ser muy cauto aunque cuando se trata de tumores muy agresivos también es necesario llevarse las bandeletas neurovasculares porque también suelen estar invadidas.

Desde nuestro punto de vista, como profesionales recomendamos la técnica del robot da Vinci siempre que esta esté indicada para el paciente, tanto por las ventajas anteriormente descritas como por el menor tiempo de ingreso hospitalario y el menor tiempo de postoperatorio.

Para finalizar, nos gustaría insistir en que todo el equipo humano de la Unidad de Cirugía Robótica del Hospital San Rafael está a vuestra entera disposición para informaros en mayor profundidad sobre el robot da Vinci y para resolver cualquier duda que tengáis en torno a sus aplicaciones médicas. Para ello podéis contactar con nosotros rellenando este formulario o llamando al teléfono gratuio 800 808 198.

 

Fuente: EFE